jueves, 23 de agosto de 2012

Un Ecce Homo con nuevos valores

El asunto que desde ayer rebota en los medios, es el "escándalo" que ha levantado una octogenaria que, cargada de devoción y buena fe, se aventuró a "restaurar" por su cuenta una pintura en una iglesia de Borja (Zaragoza) que representa a Cristo al salir de la tortura de los romanos, un Ecce Homo. Uno de los símbolos cristianos más poderosos, cuya función era formar a feligreses analfabetos en las escrituras religiosas y en la doctrina que la iglesia católica generó a partir de ellas.

El resultado ha sido a juicio de los puristas de la restauración y de los amantes del arte sacro, un desastre:

Pero lo que nos llama la atención es que se ha convocado una recogida de firmas a través de la plataforma change.org para que la pintura se quede tal cual la ha repintado Cecilia Gimenez que a la hora que subimos esta entrada lleva 3.458 firmas alcanzadas, y sigue subiendo.

El hecho de que una convocatoria así tenga tal eco nos parece que trasciende los posibles motivos estéticos para adentrarse en el cuestionamiento de valores, tales como, en un primer momento: ¿Por qué es más importante lo considerado como arte antiguo que la expresión espontánea de la "pintora"? Esta cuestión se refuerza con el hecho de que su motivación no era vandalizar si no arreglar, mejorar la pintura.

Otra motivación que adivinamos puede mover a los firmantes es un ánimo desacralizador y cierta rebelión contra los valores que la iglesia católica promueve e impone y que una gran mayoría percibe como obsoletos y lejos de la realidad social. Aquí el Ecce homo aparece, en su versión original y en su condición de símbolo, como personificación del sacrificio y el dolor que la iglesia "vende" como acción redentora a sus seguidores pero sus dirigentes no parecen compartir. La versión pintada por la anciana se asemeja más a un dibujo animado de estilo simplificado que dota a la figura de cierta modernidad, contraria completamente el sentido simbólico original y que lo acerca, banalizándolo, a la empatía con las personas que apoyan esta nueva faz, quizás hastiados ya de quejarse y de sentirse víctimas.

Se trataría, según esta intuición (no pretendemos que sea otra cosa), de una respuesta reactiva contra valores con los que la sociedad (representada en los firmantes) ya no se identifica. Así, el apoyo a la nueva versión pintada supone identificación con el "reformulado", aun involuntario, que el retoque supone.

Parece, así, una manifestación popular contra los valores que el símbolo representa, en definitiva.
Si, como el artículo que aparece hoy en Yorokobu nos cuenta, en el estudio que se ha realizado comparando estímulos producidos por la adicción a una marca (Apple) con la profesión de una fe religiosa los comportamientos y las zonas del cerebro actuan de forma casi idéntica, asistimos en esta recogida de firmas a una clara manifestación antimarca.

Con todo, concordamos con quien opina que la pintura es un espanto, pero también con el valor del espontáneo arte de la simpática señora, que está contribuyendo al negocio turístico del pueblo con crecientes romerías para ver su labor mientras en internet, muchos retocan la imagen proyectando en ella multitud de mensajes. El nuevo Ecce Homo crea inmediatamente un valor vital: la creatividad.

Entretanto, la autora se muestra sorprendida: "Siempre que hemos visto que algo se caía lo hemos arreglado. Además el cura lo sabía"
en esta entrevista, con vídeo incluído y defiende su arte y experiencia cuando podría muy bien defender su acción como la más eficaz que su pueblo ha vivido en años.

El tema no para de crecer y ya hay quien está imprimiendo camisetas con la cara en cuestión. ¿Futuros milagros en la iglesia de Borja? ¿podría crear empleo en la zona?. Todo un santo del siglo XXI, nacido de la crisis, multifacético y muy, muy casual.
¿San Serendipio?

1 comentario:

JuanJo dijo...

10.733 firmas alcanzadas a las 12.30 del 24 de Agosto, solo dos días después de abrir la convocatoria. Estos son algunos comentarios de los firmantes:

"Porque el trabajo y la dedicación de esta señora, su ilusión y devoción, tienen tanto valor o más como las del autor de la primera obra. Su originalidad y valentía supera con creces el valor de la obra anterior cuya nula aportación al mundo del arte la hace totalmente prescindible."

"Por el street art de la tercera edad"

"Ni Damien Hirst en sus majores sueños hubiera imaginado tal repercusión mediática. Esta obra aglutina casi todas las tendencias del arte de vanguardia de una sola tacada. ( Incluída la revolución mediática sin precedentes. En menos de 24 horas ha dado la vuelta al mundo). Algo así se debe conservar. SIN NINGÚN GÉNERO DE DUDAS. Y,.. ni en el MOMA ni en Berlín , ¡ está aquí, en Borja! . Es emocionante..."